Ojo por ojo y arancel por arancel

16/04/2018

El problema con el mundo es que los estúpidos están seguros de todo

y los inteligentes están llenos de dudas

Bertrand Russell

"Cuando un país está perdiendo muchos miles de millones de dólares en comercio con prácticamente todos los países con los que tiene negocios, las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar". Esta afirmación es una más de las políticas que Donald Trump da a conocer a través de su cuenta de Twitter y que, más adelante, se tornaría en forma de una “Guerra comercial” que parece estar “justificada” con algo parecido a la ley del talión, aplicada contra el mundo y, especialmente, contra una súper potencia: China, el mayor exportador de acero del planeta.

La medida especialmente estaba pensada para la imposición de aranceles de 25% sobre las importaciones de acero y 10% para las importaciones de aluminio. Esta medida se formalizó con el anuncio de la Oficina del Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, la que indicó que impondría aranceles a una lista de mil trescientos productos chinos en consecuencia con lo que Donald Trump considera como prácticas comerciales "desleales" del país asiático.

Como respuesta inmediata a las medidas impuestas por Estados Unidos, el Gobierno de Pekín anunció aranceles del 25 % a un total de 106 nuevos productos importados desde Estados Unidos, entre ellos soja, maíz, carne de vacuno, jugo de naranja, algodón, tabaco, automóviles o ciertos tipos de aviones, por un valor de aproximadamente 50 mil millones de dólares.

China tomó esta decisión por considerar que las medidas de Washington violan las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), afirmando al mismo tiempo que su país es un inversor responsable en los mercados internacionales de capital y advirtiendo en último término que si Estados Unidos insiste en actuar por su cuenta, su país no sucumbirá a la presión exterior.

La imposición de estos nuevos gravámenes en represalia a los establecidos por Estados Unidos suscitó dudas con respecto al inicio de una guerra comercial con China, a lo que Donald Trump negó que su país se encuentre en esta situación e indicó: “no estamos en una guerra comercial con China, esa guerra se perdió hace muchos años por las personas tontas o incompetentes que representaban a los Estados Unidos”.

Aunque parece ser que ambas naciones han tomado medidas comerciales revanchistas, en realidad ninguna de las partes ha anunciado fecha efectiva en que entrarán en vigor las medidas arancelarias, dando la oportunidad de respiro a los mercados, sin embargo, se especula que Estados Unidos tiene pensado integrar más gravámenes, a los que China también parece dispuesta a contestar ¿Quién perderá más con esto? Ninguna de las dos naciones parece estar exenta de menoscabos económicos, ni de prácticas desleales, irresponsables o violatorias, no obstante, no se puede evitar pensar que el duelo comercial en el que están metidos estos titanes puede traer consecuencias desagradables a los mercados bursátiles de todo el mundo.

Mientras que la economía china aún no ha mostrado una pérdida considerable en el mercado de acciones, la noticia sobre la decisión arancelaria de Trump hizo que las acciones de su país cayeran de inmediato. Al parecer sus políticas nacionalistas-proteccionistas causan temor a sus empresarios y deprecian a su mercado interno, de tal suerte que sus soluciones resuelven un problema generando otro, haciendo aplicable aquel refrán que reza “mucho ayuda el que no estorba”.

 

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