Lo políticamente correcto

13/12/2021

“Lo correcto es correcto, incluso si todos están en su contra y lo incorrecto es incorrecto, incluso si todos están de acuerdo”. William Penn

Lo políticamente correcto parece haberse enraizado en la sociedad actual hasta el punto de llegar a extremos insostenibles, injustificables e inentendibles.

En la actualidad, es preciso contar con un dominio de la lengua extremadamente amplio si se pretende estar en el ámbito de lo adecuado y de lo socialmente admitido. Es en este tenor de conductas políticamente correctas donde cobra fuerza un suceso que, desde hace algunos días, ha sido objeto de cobertura periodística en España, así como también ha propiciado multiplicidad de comentarios. Me estoy refiriendo a los contagios de COVID de, hasta el momento, 68 profesionales de la salud del Hospital Regional de Málaga tras haber acudido a una comida de Navidad.[1]

Es de sobra sabido, recomendado e, incluso, obligado, el hecho de no acudir a eventos donde pueda confluir una gran cantidad de personas debido a la situación de pandemia actual que se está atravesando, ya que es previsible que esa reunión se convierta en un importante foco de contagio pero, por lo visto, poco o nada parece importar a algunos.

Desde el inicio de la pandemia se hizo un llamado por parte de autoridades y profesionales de la salud para evitar lugares concurridos, llegando al aislamiento que todos tuvimos que sufrir. Negocios hosteleros cerraron -algunos temporalmente y otros de forma definitiva-, se suspendieron bautizos, bodas, comuniones y cualquier otro evento de índole social que pudiera provocar una concurrencia considerable de personas, se cancelaron vuelos nacionales e internacionales y hasta se prohibieron las comidas y cenas de Navidad en el seno de las familias. No obstante, se ha llegado a la paradoja de que esos mismos profesionales que dieron pie a todas estas medidas (necesarias o no, que cada uno saque sus propias conclusiones), ahora se ven envueltos en el escenario del incumplimiento de sus recomendaciones.

Estas palabras que, seguramente, ya están siendo leídas por alguno que otro con recelo o, incluso, con un sentimiento de agravio, es a lo que me refiero al hablar del enquistamiento de lo políticamente correcto que poco o nada tiene que ver con la realidad.

El hecho de que sean médicos, abogados, policías, empresarios o personas de cualquier otra índole los que acudieron a esa comida navideña no es un motivo que afecte o justifique la procedencia de su actuar. En un contexto de máxima prevención y de evitar eventos de este tipo, la condición del individuo que acude a ellos es intrascendente, pues lo importante, a fin de cuentas, es que se llevó a cabo el evento a pesar de estar desaconsejado o prohibido.

Este razonamiento parece que es considerado, por muchos, como prácticamente un sacrilegio, pues ante estas palabras surgen rápidamente comentarios que dicen que se está satanizando a estos médicos, que después de tanto trabajo con la pandemia se merecen un tiempo de ocio, o que son héroes y, por tanto, no deben ser blanco de críticas. Perdonen, pero eso no es así.

Si se analiza la situación desde una óptica legal, objetiva y, sobra decir que políticamente incorrecta, los profesionales de la salud no son héroes por haber atendido a los pacientes de COVID, así como tampoco son héroes por tratar pacientes con gripe, con dolor estomacal o con carencia de vitaminas. Los profesionales de la salud, simplemente, están cumpliendo con su trabajo, el cual realizan tras haber prestado el juramento hipocrático con el que se establece el deber moral del médico de poner a disposición de los pacientes todo su conocimiento y expertiz. Pero no solo eso, pues también existe un deber legal del médico para con el paciente, debiendo prestarle una atención médica adecuada ya que, de lo contrario, puede ser objeto de responsabilidades profesionales y, con ello, someterse a las correspondientes consecuencias penales, civiles, administrativas y/o laborales.

Por otra parte, en respuesta a esos comentarios que abogan por la necesidad de descanso de los profesionales de la salud, diré que por supuesto que merecen unas vacaciones, tiempo de ocio, sitio para su recreo (como cantaría Antonio Vega) o como gusten llamarlo, pero ese esparcimiento no se justifica en el hecho de que hayan atendido pacientes de COVID, sino en las previsiones legales que habilitan los tiempos de vacaciones, es decir, la justificación viene dada por la normativa laboral, pero no por haber atendido a pacientes que sufren x, y o z enfermedad.

De igual manera, los razonamientos que abogan por la circunstancia de que al ser profesionales de la salud no deben ser objetivos de críticas debido a todos los pacientes que han atendido en los dos últimos años, considero, son ilógicos y carentes de todo sentido. Pensemos, por ejemplo, en el supuesto del sujeto activo primario, es decir, aquel que nunca ha cometido ningún delito (al menos, no ha sido juzgado previamente por ninguno) y que, un día, realiza una conducta sancionada por el derecho penal. Digamos que ese sujeto activo es un excelente padre de familia, acude semanalmente al centro religioso de su preferencia, ayuda al prójimo, es un magnífico trabajador y un gran amigo. ¿Por este contexto ya no debe ser objeto de derecho?, ¿acaso se le debe perdonar todo lo que haga debido a la magnífica condición humana de la que hace gala? Discúlpeme, pero no.

Cuando alguien se desvía (como diría el sociólogo Howard Becker) de las conductas establecidas legalmente, debe ser sancionado, pues de lo contrario el derecho perdería toda razón de ser al relegarlo en favor de juicios morales que, como tales, serán subjetivos y, por ende, harán que desaparezca toda certeza y seguridad jurídica en los gobernados, sometiéndose a un criterio volátil que más parecería un regreso a la etapa del derecho penal absoluto, esto es, aquel en el que el soberano decidía qué era delito y qué no de forma arbitraria, con igual discrecionalidad en la imposición de sanciones.

Es así que, el hecho de que los profesionales de la salud contagiados hayan acudido a una reunión no puede ni debe ser justificado por el trabajo realizado de manera previa y erróneamente calificado como actos heroicos, así como tampoco puede ni debe ser justificado por el hecho, como señalan también algunos comentarios, de que días antes habían acudido a unas oposiciones y, tal vez, ahí se produjo el contagio y no en la comida navideña. ¿Por qué no es válido este argumento? Muy sencillo: porque eso en nada afecta al incumplimiento de celebrar o acudir a reuniones sociales. Así de simple. No confundamos peras con manzanas.

En fin, como decía algunas líneas arriba, lo políticamente correcto, en muchas ocasiones, poco o nada tiene que ver con la realidad, sin embargo, lo socialmente aceptado en este caso parece ser la alabanza, la comprensión y la indulgencia hacia un colectivo calificado como heroico.

Llegados a este punto, considero necesario plantear varios interrogantes en aras de, quizás, poner sobre la mesa la problemática de lo considerado correcto: si este mismo caso se hubiera dado en una comida navideña celebrada entre políticos ¿existiría también esa comprensión de un gran sector de la sociedad?, ¿se justificaría diciendo que hacía pocos días se había llevado a cabo una sesión plenaria y que, tal vez, ahí fue donde se contagiaron y no en la comida de Navidad?, o ¿sería admitido que acudieran a la comida debido a que durante la pandemia han trabajado mucho elaborando, debatiendo y aprobando decretos y medidas para asegurar la salud de la población?

No seré yo, sin duda, quien defienda al colectivo político y, quien haya leído alguna columna previa de su servidor será consciente de ello, sin embargo la objetividad siempre debe estar presente, así como la imparcial aplicación del derecho ya que, de lo contrario, nos podemos perder en lo que ya no es un mari, sino un océano de lo considerado como políticamente correcto que, en última instancia, solo se trata de convenciones sociales impuestas que, si alguien no acata, es visto, considerado y calificado como una especie de oveja negra para la colectividad.

¿Acaso el profesor es un héroe por enseñar a sus alumnos?, ¿el defensor de oficio es un héroe por defender al imputado?, ¿el basurero es un héroe por llevarse la basura?, ¿el cajero del supermercado es un héroe por hacer la cuenta de nuestra compra y cobrarnos?, ¿el camarero o mesero es un héroe por llevarnos la comida pedida a nuestra mesa?, o ¿el futbolista es un héroe por darle patadas a un balón? Hasta que no distingamos entre lo que representa un trabajo y lo que es un acto desinteresado en beneficio de una causa noble, todo lo que he escrito en estas líneas será considerado políticamente incorrecto.

 

Notas e Referências

[1] Soto, Juan, Al menos 68 trabajadores del Regional, infectados por Covid tras una comida de Navidad, Diario Sur, publicado el 05/12/2021, disponible en https://www.diariosur.es/malaga/brote-carlos-haya-infectados-covid-uci-20211205175131-nt.html

 

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