Coluna Fictio Iuris

La gestación subrogada, el proceso de gestar y dar a luz un hijo para otra persona o pareja, es un tema controvertido a nivel mundial y México no es la excepción. La subrogación en México es legal, pero el panorama legal es complejo y varía de un Estado a otro. En este sentido, Tabasco y Sinaloa permiten la subrogación, mientras que otros estados ni siquiera la contemplan en sus normativas respectivas.

Además de las cuestiones legales, existen otros desafíos en relación a la gestación subrogada. Uno de ellos es que se basan en un contrato en el que, básicamente, se acuerda sobre un producto que, en este caso, sería un/a niño/a. Llegados a este punto, resulta importante recordar que el objeto de todo contrato debe ser lícito, posible y susceptible de comercio, por lo que cabría preguntarse hasta qué punto es viable enmascarar ese objeto para materializarlo en la aceptación de una gestación, que es como se maneja en la actualidad.

Por otra parte, el objeto del contrato debe darse en unas condiciones específicas, por lo que también sería posible, lícito e, incluso, necesario, cuestionar qué sucedería en el caso de que un/a niño/a naciera con discapacidad física o intelectual, pues ¿los padres o madres legales podrían repudiar a ese recién nacido? ¿La madre gestante tendría alguna obligación respecto de ese niño/a? o, incluso, ¿la madre gestante tendría que responder por algún incumplimiento contractual?

Otro desafío es la falta de pautas claras para los acuerdos de subrogación, lo que lleva a la explotación potencial de las subrogadas, pues ha habido casos de madres gestantes que han recibido pagos ínfimos, o a la que se les niega atención médica o se les obliga a someterse a procedimientos médicos de riesgo. De hecho, en el caso de España ya ha habido voces que hablan, directamente, de que la gestación subrogada es una forma de violencia contra la mujer.

En conclusión, la subrogación en México es legal en ciertos Estados, pero el panorama legal es complejo y existen importantes desafíos jurídicos que pueden enfrentar los futuros padres y madres subrogadas. Para minimizar estos riesgos, es esencial trabajar con agencias de subrogación de renombre y profesionales legales que estén familiarizados con las leyes y regulaciones locales, de tal forma que, a partir de su experiencia y conocimientos, el legislador pueda comenzar a abrir las puertas de la norma de una forma adecuada a un fenómeno que, cada vez, tiene una mayor incidencia en la sociedad actual.

 

 

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