¡esta es Europa!  

28/03/2022

El sentir humano es una especie de caleidoscopio inestable

José Saramago

La inmigración de países del denominado tercer mundo a países europeos ha tenido a lo largo de los años puntos álgidos, un ejemplo moderno es la crisis en Medio Oriente y África del Norte surgida a raíz de los levantamientos revolucionarios de la primavera árabe, en donde países como Egipto, Libia y Siria se vieron enfrascados en inestabilidad política y una sangrienta guerra civil. Esto originó una crisis humanitaria sin precedentes que se ha calculado en la llegada de más de un millón de inmigrantes en toda Europa.

El pueblo europeo veía con recelo la llegada de miles de personas con una idiosincrasia y cultura radicalmente diferente a la suya, este sentimiento le dio armas al movimiento populista de derecha para captar la atención de todos aquellos ciudadanos que se han visto embelesados por sus discursos nacionalistas, lo que ha generado alarma por el resurgimiento del racismo y xenofobia.

Debemos recordar que uno de los puntos críticos que hicieron entrever un posible conflicto político en la región de Europa del Este data de noviembre del año pasado con el conflicto fronterizo entre Polonia y Bielorrusia por la entrada de miles de refugiados expulsados por el presidente bielorruso Alexander Lukashenko y utilizados como arma política en represalia por la serie de sanciones económicas que la Unión Europea decidió implementar al régimen de Lukashenko desde el año 2020 a consecuencia de la irregularidades de la jornada electoral celebrada en dicho país y, como una forma de castigo por las prácticas antidemocráticas y totalitarias que han caracterizado al gobierno de Lukashenko desde que subió al poder en 1994. Incluso, Polonia tomó la decisión de amurallar su frontera ante miles de refugiados que en su mayoría procedían de Medio Oriente y Asia.

A escasos 4 meses de este acontecimiento e iniciado ya el conflicto en Ucrania, Polonia cambió radicalmente su faceta migratoria y empezó a aceptar con los brazos abiertos a más de 2 millones de ucranianos. En Varsovia, el pianista alemán Davide Martello alegro la llegada de los desplazados con sus interpretaciones las cuales se viralizaron en redes sociales y fueron aplaudidas por tal derroche de humanidad ante el prójimo caído en desgracia, un cambio radical tomando en cuenta que meses atrás mujeres, niños y hombres indefensos eran aporreados y amenazados con el cañón del fusil de los soldados polacos.

¿podemos decir que por fin se humaniza la calidad de refugiado? Desde la otra cara de la moneda se ha mostrado que los refugiados no son solo de tez morena de algún lugar recóndito de África o Medio Oriente, sino que también es gente blanca y de tradición occidental, recordando así de manera implícita que el día de mañana pueden ser los ciudadanos de las grandes potencias los mismos que vivan esa situación.

Hasta ahora se mantiene un gran optimismo por parte de los países que le dan acogida a miles de ucranianos conforme la operación militar rusa avanza por el país, pero algo que está por verse es el choque entre la población local y los refugiados; no olvidemos que una crisis humanitaria implica gastos de los fondos públicos, la consecuente integración de todos los desplazados a un país cultura diferente y que, como ya ha sucedido con los migrantes en el pasado, se generan roces, resentimiento, odio y todo tipo de actos en contra de los recién llegados, pero esto último difícilmente lo veremos en los noticieros por que la campaña propagandística de hoy es crear la imagen del buen refugiado, esperemos que esta nueva visión se generalice.

 

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