El último orejón del tarro

09/09/2019

 

De lo que tengo miedo es de tu miedo

William Shakespeare

En Argentina, el Gobierno estableció que habrá restricción en la compra de divisas, ésta medida es conocida como control cambiario y sucede en las economías que no logran afianzar la tranquilidad de los inversionistas y cuentahabientes frente a la depreciación de su moneda. Ante esta situación, los inversionistas se han lanzado para retirar su capital del mercado.

Los argentinos tiemblan al pensar en experimentar otra de las muchas crisis económicas que han marcado la historia del país; ejemplo de ellas ha sido el denominado corralito bancario, generado el primero de diciembre de 2001.

Con el corralito millones de argentinos vieron bloqueadas sus cuentas corrientes de la noche a la mañana y las heridas no se han cerrado. Recordemos que en 1991, Argentina puso en marcha el Plan de Convertibilidad, que consistía en mantener un tipo de cambio fijo del peso con respecto al dólar, a un nivel de un peso por un dólar, sin embargo, hubo una crisis bancaria tanto de solvencia como de liquidez, lo que generó que la gente retirara sus depósitos de dinero por miedo.

Ante la severa crisis económica, Argentina tuvo que devaluar hasta un 400% su moneda, entró en recesión, decidió imponer controles de capital y congeló la mayoría de los depósitos bancarios debido a la gran incertidumbre económica, transformó todas las cuentas de dólares a pesos, llegó el fin de la convertibilidad -que equiparaba un peso a un dólar- y la pesificación forzosa de los depósitos provocó fuertes pérdidas en el valor de los ahorros de miles de familias.

Derivado del corralito se generó vandalismo, movilizaciones, ataques a bancos, saqueos, se declararó Estado de sitio en donde perdieron la vida decenas de personas, renunciaron varios ministros y el Presidente en ese entonces, Fernando de la Rúa, pasando posteriormente a la sucesión fallida de otros cuatro mandatarios en menos de un año.

Argentina aún recuerda las heridas que provocó la crisis económica donde algunos lo perdieron casi todo y que estuvo a punto de llevar al país a una guerra civil, lo que se ve reflejado en las estadísticas del banco mundial que muestran que solo el 52% de la población argentina tiene una cuenta corriente; de ellos casi la mitad la usa solo para recibir ayudas estatales o el sueldo y después retirar el dinero a través del cajero.

¿Cómo puede salir adelante un país que desconfía de su sistema bancario y financiero? Mauricio Macri se enfrenta a fuertes retos ya que no ha logrado estabilizar la economía de su país ante una posible nueva crisis económica y financiera heredada. En este sentido, el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, refirió que ya existía un problema de doble déficit: fiscal y de cuenta corriente, con un desequilibrio significativo en la cuenta corriente, criticando severamente al mandatario por no tomar las medidas adecuadas, haciendo énfasis en que la salida errónea a la que recurrió fue a más préstamos extranjeros –deuda externa- otorgada por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esto, de acuerdo a los expertos, reviven los mismo errores que anteriormente llevaron a Argentina a escenarios de crisis, ya que ningún político quiere asumir una rápida depreciación de su moneda y la salida rápida es el sobreendeudamiento. Ahora encontramos una Argentina que afronta el derrumbe de sus mercados financieros y la depreciación de su moneda frente al dólar, que ronda los 50 pesos argentinos por dólar, y los cuentahabientes se han abarrotado en los bancos para retirar todo su efectivo, mismo que resguardan celosamente en sus casas, cajas fuertes o en el extranjero, en donde tienen más confianza.

El deterioro de la economía del país sudamericano ha generado un efecto de voto de castigo en donde se muestra que el temor de los mercados ha abierto la puerta a la vuelta del kirchnerismo, mientras que Macri busca contener la agudización de la crisis desatada tras los resultados de las Primarias. La moneda está en el aire, en octubre se decidirán las presidenciales y Mauricio Macri sabe que los argentinos votarán mirando el bolsillo.

 

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