A días claros, oscuros nublados  

19/10/2020

El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar

Sun Tzu

 

Las protestas que han acontecido en Tailandia se han dado desde hace meses, aunque sea solo desde hace unos días que se han conocido a nivel internacional. Debido a la emergencia sanitaria por coronavirus, las protestas se encuentran prohibidas en Tailandia, de tal forma que a quienes no cumplan con esta medida se les puede aplicar una pena de hasta dos años de prisión, sin embargo, esto no ha sido impedimento para que miles de inconformes salgan a las calles a manifestarse.

¿Quiénes participan en estas protestas y qué es lo que exigen? Desde hace meses, han sido mayoritariamente los jóvenes quienes lideran las protestas con la exigencia de tres cosas principalmente: la disolución del Parlamento por considerarlo heredero de la junta militar que lideraba la nación desde el golpe de Estado de hace 6 años; la reescritura de la Constitución para limitar el poder de la monarquía; y, la renuncia del primer ministro -pues en Tailandia hay un rey y un primer ministro-.

Para entender la inconformidad y el descontento de la población hacia el primer ministro es necesario remontarse a hace 6 años, en el 2014, cuando el país asiático se encontraba en una recesión económica y una situación de inestabilidad que provocó manifestaciones sociales cuyo resultado fue un golpe de Estado por parte de las Reales Fuerzas Armadas de Tailandia, lideradas por el líder militar Prayuth Chan Ocha en cuyas manos quedó el poder y bajo cuyo gobierno se escribió la actual Constitución tailandesa promulgada en el 2017 así como la ley electoral; normativas que han permitido el abuso de poder de esta dictadura militar ocasionando que, en el 2019, Praturh Chan Ocha resultará electo como primer ministro, perpetuando así el gobierno militar.

En cuanto a la figura del rey Maha Vajiralongkorn, también conocido como Rama X, resulta ser un personaje muy controvertido en su país, ya que a pesar de ser el rey de Tailandia su residencia oficial está en Alemania y, aunque reside poco tiempo en el país asiático, sus gastos son parte del erario público toda vez que se ha considerado que la figura del rey sirve para representar lo que algunos denominan “unidad nacional; no obstante, es de mencionarse que en ello existe cierta opresión debido a que está prohibido criticar a cualquier persona de la familia real so pena de hasta 15 años de prisión por el crimen de lesa majestad.

La inconformidad de los jóvenes tailandeses ha generado una gran convocatoria, de tal forma que las protestas han contado con asistencia de hasta 20,000 personas, en donde no ha faltado la represión escudada en el peligro de salud pública de la actual pandemia.

En Tailandia, las autoridades han empleado las leyes como medio para silenciar a quienes han criticado al gobierno. La primera de las medidas represoras adoptadas por el gobierno fue la detención de los líderes de las protestas, a quienes apresaron bajo cargos de convocar reuniones de más de cinco personas poniendo en riesgo la salud de la población.

A mediados de octubre, el gobierno tailandés hizo entrar en vigor un decreto a través del cual se prohíben las protestas en el país, pero aun con la existencia de este decreto los protestantes continuaron en su actitud de desafío al gobierno, pues al día siguiente volvieron a salir por miles a las calles aunque al final tuvieron que detener sus manifestaciones debido a la represión. A lo anterior, el primer ministro manifestó públicamente no tener ni la más mínima intención de dimitir de su cargo e incluso declaró que, en caso de que las manifestaciones no se detuvieran, se implementarían otras medidas como la imposición de un toque de queda.

Prayuth Chan pudo acceder al poder por medio de un golpe de Estado, sin embargo reprime cualquier manifestación que se haga contra su gobierno, de tal modo que parece ser que el mensaje es algo como que las protestas son correctas cuando yo las hago, pero no cuando son en contra de mí.

El derecho a la libertad de expresión y el de reunión pacífica son derechos fundamentales para toda sociedad, pues es a través de ellos que la población puede manifestar su inconformidad a los gobiernos y sus críticas hacia los líderes, incluso si estos mismos líderes no están de acuerdo, para así evitar caer en un autoritarismo que reprima cualquier disentimiento. La pandemia ha implicado en la actualidad la disminución o restricción de ciertas libertades en muchos países, propiciando para algunos gobiernos una excusa perfecta para la limitación de las manifestaciones, sin embargo, ello no quiere decir que la inconformidad desaparezca.

No hay que dejar de mirar a Tailandia, toda vez que las protestas prodemocráticas pueden generar estragos a su monarquía y, tal vez incluso, cambiar la forma de gobierno; lo único lamentable es que, regularmente, esto solo pueda lograrse con el paso de los años y con el costo de muchas vidas.

 

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