Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena
Hace poco se desató la expectativa de una posible tercera guerra mundial, derivada del ataque de Estados Unidos, Francia y Reino Unido contra tres objetivos militares (donde supuestamente el gobierno sirio almacenaba armas químicas) debido a un ataque con armas químicas lanzado supuestamente por Bachar el Asad contra la población civil de Duma, especialmente dirigida a grupos relacionados con la oposición al presidente, ocasionando al menos 40 muertos y varios centenares de intoxicados por la inhalación de gas cloro y gas sarín (agente nervioso).
El ataque fue celebrado inmediatamente por el presidente de los E.E.U.U., Donald Trump, quien manifestó: "un ataque ejecutado a la perfección. Gracias a Francia y Reino Unido por la sabiduría y poderío de su ejército. No hemos podido haber tenido un mejor resultado. ¡Misión cumplida!”. Por su parte, la Primera Ministra Británica, Theresa May, declaró que los ataques enviaban un mensaje claro al gobierno de Siria y a cualquier otro que creyera que podía usar armas químicas con impunidad, mientras Emmanuel Macron dijo que, para Francia, el uso de armas químicas había cruzado una línea roja.
Aunque es sabido que esto no erradicará el uso de armas químicas, en gran medida este ataque generará que el programa sirio de armas químicas se retrase.
Este ataque hizo que si bien las miradas se centraran en los tres aliados –E.E.U.U., Francia y Reino Unido-, también se dirigieron a Siria y, junto a ella, a Rusia, quien respondió a través de su embajador en Washington indicando literalmente que "tales acciones no se quedarán sin consecuencias" y que "toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París".
La cadena de declaraciones se completó a continuación por las palabras pronunciadas por el líder supremo de Irán, aliado de Siria, quien tildó a los mandatarios de EE.UU., Reino Unido y Francia de "criminales". Por su parte, el gobierno del país que se encuentra más en el ojo del huracán, Siria, niega haber usado armas químicas, denunciando simultáneamente que el ataque químico en Duma es un montaje, por lo que asegura que se trata de "una flagrante violación del derecho internacional".
Cabe resaltar que no es el primer ataque que E.E.U.U. realiza contra Siria, toda vez que, hace un año, Trump ordenó otra ofensa militar que involucró 58 misiles de crucero en respuesta a otro supuesto ataque con gas sarín contra civiles; sin embargo, al parecer, Siria continuó empleando armas químicas.
Aunque no se conocen con toda claridad los motivos e intenciones de las potencias que intervienen a favor o en contra del régimen de Al Assad, si podemos conocer de principio que tanto Rusia como Irán consideran a Siria (Al Assad) como un interés vital, llegando incluso a que Vladimir Putin haya advertido que se generará un caos global si Estados Unidos ataca nuevamente Siria; mientras que, Estados Unidos, Francia y Reino Unido muestran intereses en la derrota del califato del autodenominado Estado Islámico, lo que ha significado incluso que E.E.U.U. haya intervenido militarmente en la Guerra civil que se libra en ese país, de tal forma que tiene desplegados en Siria a 2000 soldados estadounidenses.
La alianza de Rusia e Irán con Siria no es vista con buenos ojos por Trump, quien ha llamado a ambas naciones a que reevalúen su apoyo a Al Assad y aseguró que los países son "juzgados por los amigos que conservan", a modo de lección de moralidad, lo cual hace que pudiéramos reflexionar acerca de que si bien es muy cuestionable lo que pasa en Siria ¿qué autoridad moral tienen las potencias de occidente de valorar, interferir y sancionar, e incluso de arriesgar al mundo a una posible Tercera Guerra Mundial? Sin duda, la historia nos muestra que acciones aún menores han desatado conflictos bélicos de gran magnitud.
Mientras esto sucede, una parte del mundo observa con algo de horror pero con completa indiferencia el sufrimiento de la población de países como Siria, cuya población parece estar destinada a resistir la miseria, el olvido, la violencia, el desprecio, ya que sin duda el mundo se levantaría a voces a reprobar y escandalizarse, como es debido, si esta clase de situaciones se suscitaran en el “Primer Mundo”; pobre Siria y pobres de nosotros, los países que somos invisibles a los ojos de los demás.
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