Sin justicia y sin respeto por los derechos humanos no puede haber paz

Irene Khan

El Estado de Qatar se encuentra ubicado al norte del Golfo Pérsico, que con el paso del tiempo discretamente se ha ido posicionado como una de las naciones más influyentes y ricas del mundo. El domingo 20 de noviembre dio inicio el Mundial de Fútbol de Qatar, sede que fue seleccionado para ser el anfitrión de dicho evento, lo que ha generado diversas controversias ante sospechas de corrupción y la posible violación a derechos humanos del turismo deportivo, así como de sus propios gobernados.

Pese a las reformas gubernamentales que han emitido, están lejos de ser eficientes y ser cumplidas por sus autoridades, diversos organismos internacionales consideran que son muchas las violaciones a derechos humanos que se han permitido, principalmente al sector de trabajadores migrantes, quienes continúan bajo los abusos de explotación laboral y restricciones a la libertad expresión al igual que las mujeres.

Los trabajadores migrantes laboran tanto en proyectos de la Copa Mundial como en otros oficios, sin embargo, debido a la construcción de las instalaciones del estadio Khalifa para el Mundial, las terribles condiciones de vida, así como los malos tratos ha provocado que miles de trabajadores y trabajadores fallecieran por las largas horas de exposición al calor extremo, pocas horas de descanso y mala alimentación, mientras que la FIFA obtiene beneficios económicos inmensurables.

Las autoridades qataríes se limitan a únicamente promover mejores condiciones laborales, sin llevar a la práctica ninguna de sus reformas, pues durante años los salarios siguen siendo los mismos. Uno de los mayores problemas presentados en este Estado es, la prohibición a los trabajadores para no salir del país, cambiar de empleo y la de realizar manifestaciones, lo que claramente sería una nueva forma de esclavitud moderna. 

Las mujeres sufren de violencia y discriminación de una manera inimaginable todos los días, comenzando con que llevan una vida controlada por parte de sus padres, esposos, tíos o de cualquier familiar varón; no pueden tener relaciones fuera del matrimonio, pues las condenarían a prisión; su testimonio ante tribunales tiene apenas la mitad del valor que el de los hombres y, la violencia de genero no es considerado un delito, aunque se tenga prohibido que los maridos dañen en cualquiera de sus formas a sus esposas.

Con toda la belleza que caracteriza a Qatar en sus calles y paisajes, la realidad que viven detrás de las pantallas es un grito ahogado para todos los gobernados, quienes se mantienen fuertes en espera de que algún día su voz sea escuchada.

 

 

Imagem Ilustrativa do Post: WISE 2010, Doha, Qatar // Foto de: Jay Cross // Sem alterações

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