Vacíos de poder  

26/07/2021

abLos hombres son movidos por dos palancas solamente:

miedo e interés propio.

Napoleón Bonaparte

La pobreza, la inseguridad y los vacíos del poder siempre desequilibran a las naciones, Haití ya reunía las dos primeras y hace poco sumó la tercera tras el violento deceso de su presidente, Jovenel Moïse.

En la madrugada del 7 de junio un grupo de 28 hombres armados ingresaron al domicilio particular del presidente haitiano para asesinarlo y con ello se creo un escenario político incierto e inseguro. ¿Quién es el autor intelectual de tal acto, qué razones había para ello y qué sucederá con la presidencia de Haití? Las preguntas son muchas y las respuestas son pocas.

Jovenel Moïse fue candidato para la presidencia en las elecciones del 2015 y ganó las elecciones, sin embargo, por las acusaciones de fraude electoral que se suscitaron en aquel momento no tomó posesión del cargo en el 2016, sino hasta febrero del 2017 por lo cual él consideraba que sus 5 años de mandato terminaban hasta el próximo año, pero gran parte de la población haitiana y, sobre todo, su oposición creían lo contrario, es decir, en febrero de este año se esperaba que Moïse dejara el cargo de presidente y al no hacerlo se suscitaron protestas en varias ciudades del país exigiendo su renuncia.

Y es que se sabe que Jovenel tenía planes de crear una nueva Constitución o de por lo menos modificar la actual antes de las elecciones previstas para este año y el temor difundido era que sus intenciones apuntaban a crear cambios que le permitieran reelegirse.

Pero eso no fue la única decisión de Moïse que generó incertidumbre política. Haití es una democracia parlamentaria que desde enero del 2020 tiene un Parlamento prácticamente disuelto por decisión presidencial pues se esperaba que este año no solo se celebraran las elecciones presidenciales sino también las parlamentarias, pero mientras tanto las decisiones tomadas por Moïse fueron todas por decreto presidencial, sin que el Parlamento tuviera voz en ellas.

Esta inseguridad no se limita al ámbito político sino también en el contexto económico. Haití es el país más pobre de América lo cual se constata con el hecho de que el 60% de haitianos y haitianas viven con menos de dos dólares al día, de acuerdo con la ONU aproximadamente 4 millones de haitianos viven con inseguridad alimentaria lo cual, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura conocida como FAO, es cuando las personas tienen una insuficiente gestión de alimentos mientras que la seguridad alimentaria, con la cual debería contar toda persona, es la conseguida cuando se tiene en todo momento acceso económico a suficiente alimento para satisfacer sus necesidades nutritivas.

En un contexto tan inseguro sería de esperar que los actores políticos actuasen de manera conjunta en pro de su país, de lograr cierta estabilidad, sin embargo, en Haití tras la muerte de Jovenel Moïse ha sido todo lo contrario ya que el lugar de poder que quedó vacío tiene a varios aspirantes que desean llenarlo.

Después del anuncio del asesinato del presidente las riendas del país parecían haber quedado en manos del primer ministro, Claude Joseph, quien declaró el estado de sitio, pero surgieron otras dos personas que alegan tener mejor derecho para dirigir el país.

Ariel Henry considera ser el legitimo primer ministro de Haití, desestimando la capacidad de Claude Joseph para actuar como tal ya que tan solo un día antes de su muerte Moïse había nombrado a Henry como el nuevo primer ministro, aunque se debe mencionar que no llegó a tomar posesión del cargo oficialmente, pero incluso la legitimidad de Henry como primer ministro ha sido cuestionado pues, como ya se ha mencionado, el Parlamento se encuentra disuelto, y constitucionalmente para que un ministro sea nombrado debe ser aprobado por este.

Si se actuara con apego al texto constitucional, el vacío presidencial debería ser ocupado por el juez jefe de la Corte Suprema, pero desafortunadamente René Sylvestre, quien fungía como tal, falleció a causa del covid-19 tan solo dos semanas antes del asesinato de Moïse.

Siguiendo con lo establecido en la Constitución de Haití, si la presidencia interina no puede ser ejercida por quien presida la Corte Suprema, debería hacerlo quien encabece el Parlamento. Desde el 2020 solo un tercio de los miembros de este ejercen sus funciones y estos resolvieron que su presidente, Joseph Lambert, debe tomar el liderazgo de la nación interinamente y que Claude Joseph debe ser considerado como cesado en su cargo de primer ministro, aunque eso no lo ha detenido de seguir actuando como tal.

Las decisiones que el gobierno de Haití ha tomado durante estos días han respondido primordialmente al arresto de un grupo de 17 supuestos integrantes del comando que actuó como autores materiales en el asesinato de Jovenel Moïse. Tras las investigaciones se supo que dos de ellos son estadounidenses y otros 15 son exmilitares colombianos, información que fue confirmada por el titular de Defensa de Colombia, Diego Molano, mientras que hay otros 8 integrantes prófugos y tres murieron en enfrentamiento con la policía haitiana. Así que, de acuerdo con el jefe de policía de Haití, León Charles, el grupo que presuntamente asesino al mandatario estaba compuesto por 28 personas.

En lo que respecta al autor intelectual, Charles ha dado a conocer como sospechoso a Christian Emmanuel Sanon, haitiano residente en Florida, y que tras las investigaciones la policía de Haití encontró en su domicilio, entre otras cosas, permisos para conducir de República Dominicana y una gorra con el logo de la DEA (Administración para el Control de Drogas) igual a las empleadas por el comando de 28 hombres para hacerse pasar por agentes de dicha agencia e ingresas al domicilio de Moïse, pero sobre todo se sospecha de Sanon debido a que, tras la irrupción en la casa de Moïse, uno de los sujetos arrestados llamó a Christian Emmanuel.

Frente a todo este clima de inseguridad el gobierno interino de Haití, encabezado por Claude Joseph, solicitó a la ONU el envío de tropas para proteger al país pues temen que los sospechosos que continúan prófugos realicen atentados en lugares importantes del país para sembrar el caos.

Sin saber a certeza aún quien organizó tal ataque contra el presidente, sin conocer los motivos para ello, con incertidumbre respecto al paradero de 8 sospechosos y sin tener un líder definitivo y aceptado, Haití es una nación sumergida en el caos.

Afortunadamente la comunidad internacional ha respondido apoyando. El gobierno colombiano se ha puesto a disposición para ayudar en todo lo necesario para las investigaciones sobre sus nacionales sospechosos, y Estados Unidos también ha enviado a agentes del FBI y de su Departamento de Seguridad Nacional para cooperar en la investigación.

Desafortunadamente aún no se logra tener la misma cooperación internamente, pero es menester que los líderes políticos de Haití encaminen sus energías a encontrar tan pronto como sea posible la verdad de los hechos, restaurar sus instituciones, fortalecer su democracia y evitar la concentración de poderes, con mayor interés en actuar con apego a las leyes, dejando de lado los intereses propios.

 

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