La rapidez es la esencia de la guerra
Sun Tzu
Los procesos electorales son el momento en que más clara es la unión o la división de una población y en el caso de Perú lo que ha sido notorio durante sus comicios más recientes es la división, a tal grado que si bien sus votaciones fueron el 6 de junio aún no se conocen los resultados definitivos.
En la primera vuelta, de acuerdo con la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), dos candidatos se posicionaron en la cabecera de los resultados: Keiko Fujimori con el 13% de los votos a su favor y Pedro Castillo con el 19%, esto generó la segunda vuelta de las votaciones, la que se realizó solo entre estos dos candidatos.
Producto de esa segunda vuelta los resultados aparentaban favorecer a Pedro Castillo con el 50.2% de los votos, sin embargo, antes de que terminara el conteo, el partido de Fujimori, Fuerza Popular, solicitó al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) la anulación de 200,000 votos por supuesto fraude, mismo que fue negado por el partido de Castillo, Perú Libre.
Debido a ello, las autoridades electorales de Perú no han podido proclamar a un ganador, pues deben resolver las solicitudes de nulidad de actas de votación que hayan presentado ambos partidos ante los jurados electorales, mismos que cuentan con tres días para decidir si las aceptan y en caso de que así sea será el JNE el que resuelva en última instancia la nulidad de dichas actas.
Cuando la Oficina Nacional de Procesos Electorales haya terminado el conteo de votos y el JNE haya resuelto todas las solicitudes de nulidad de actas, este último organismo deberá declarar oficialmente al ganador, sin embargo, todo este proceso puede retrasar hasta dos semanas la proclamación de un candidato vencedor.
Con todo ello se constata que Perú está profundamente dividido entre dos candidatos totalmente opuestos.
Uno de ellos es Pedro Castillo, candidato que ha sido profesor rural de educación primaria y que pertenece a un partido que se identifica como de izquierda marxista, además su principal apoyo electoral proviene de las zonas rurales y de las clases más pobres de Perú, que suelen ser ignoradas en favor de la capital de dicho país y que se han congregado alrededor del candidato de izquierda.
Su propuesta económica como presidente consiste en crear una economía popular en la cual el Estado tenga una intervención directa como planificador, empresario y protector, además de que ha planteado la posibilidad de nacionalizar las empresas que no acepten dichos cambios, así también propone aumentar el presupuesto para la educación para que pase de representar el 3.5% del PIB al 10%, para todo ello Castillo tiene como propuesta redactar una nueva Constitución que termine con la actual Carta Magna de Perú, misma que es producto del tiempo de Alberto Fujimori, en el poder, ¿En qué manos dejarán los peruanos el destino constitucional de su país? Esta es una de las apuestas más riesgosas.
Por otro lado, se encuentra Keiko Fujimori para quien estas elecciones representan su tercer intento de llegar a la presidencia peruana. Ella ha sido acusada de lavado de dinero por presuntos aportes irregulares provenientes de la empresa de construcción brasileña, Odebrecht, para financiar sus anteriores campañas presidenciales, por lo cual se encontraba en prisión preventiva, pero pudo salir bajo libertad condicional para participar como candidata en las elecciones, sin embargo incumplió una de las restricciones que le fueron impuestas por el Poder Judicial durante el tiempo en que ella solicitó la nulidad de las actas de votación y debido a ello casi regresa a prisión preventiva, si llega a ganar las elecciones presidenciales Keiko vería detenido todo el proceso en su contra durante los 5 años que dura el encargo presidencial.
Fujimori cuenta con experiencias previas en cargos de poder como congresista y como presidenta del partido de derecha Fuerza Popular, su principal apoyo proviene de la clase empresarial, lo cual se constata con su propuesta de plan económico que enfatiza la inversión y el libre mercado. En cuanto a la Constitución, su contraste con Castillo también es notorio pues Keiko propone mantener y defender el actual texto constitucional.
Y aunque estas diferencias marcan un gran contraste entre la ideología que representa cada uno de los dos candidatos, hay algunos aspectos en los que coinciden.
Tanto Castillo como Fujimori han manifestado su rechazo a temas tales como la regularización del aborto, del matrimonio igualitario y la intromisión de la perspectiva de género en la educación.
Si bien es cierto que no puede haber democracia sin elecciones, sería erróneo reducir una democracia a la existencia de las elecciones pues estas son solo uno de los elementos fundamentales y deben de ir acompañadas de otros aspectos, tales como el apego al estado de derecho y el respeto a los derechos fundamentales.
Ciertamente todo candidato a la presidencia de un país debe tener como tema prioritario la organización económica, pues de ella depende el desarrollo de las naciones, y para lograr todo ello es de esperar que actúen con estricto apego a las leyes, pues como mandatarios son también un reflejo de la población de su país.
No se puede permitir que quienes lideran un país actúen indebidamente alentando la corrupción y abrigándose bajo el manto de la impunidad, ni que en un estado de derecho los candidatos presidenciales estén encarando procesos judiciales en su contra.
El imperio del hombre y no el de la ley han carcomido a nuestros países latinoamericanos, no debe haber más espacio para los políticos impresentables, quienes no tienes escrúpulos ni vergüenza que los detenga, en estos casos, solo a través del derecho y sus instituciones podemos revindicar el camino de las Naciones.
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