Todo poder que no tenga límites no puede ser legítimo
Montesquieu
La primera intervención francesa fue conocida como “La Guerra de los Pasteles", que consistió en un conflicto que enfrentó a México y Francia en 1838. El nombre otorgado a este hecho se debe a una serie de reclamaciones realizadas por un grupo de comerciantes franceses al gobierno mexicano, a través del embajador Antoine-Louis Deffaudis.
Entre aquellas reclamaciones se encontraba la interpuesta por el señor Remontel, un comerciante que contaba con una pastelería en el poblado de Tacubaya en 1832. El comerciante alegaba que un grupo de oficiales del ejército nacional acudieron a este establecimiento degustando de su repostería francesa y al cabo de unas horas se marcharon del negocio sin pagar lo consumido, además de provocar destrozos en toda la tienda.
En aquellos años México ya había obtenido su independencia en 1821, pero tuvieron que pasar muchos años para que el gobierno mexicano obtuviera una estabilidad y fuera internacionalmente reconocido como nación independiente. Adicionalmente, para 1836, tras haber enfrentado un régimen novohispano y la pérdida del territorio de Texas, México se encontraba en un momento débil.
Geopolíticamente países como Inglaterra y Francia eran considerados potencias que sostenían una constante lucha por dominar el continente que había estado gobernado durante muchos siglos por España. Con las hostilidades que ya se presentaban, Francia le exigía al gobierno mexicano el elevado pago de 600.000 pesos como forma de indemnización, sin embargo, entre febrero y marzo de 1838, dieron inicio a la intervención cuando diez barcos de guerra, bajo las órdenes del comandante Bazoche, arribaron a Antón Lizardo, Veracruz.
El 16 de abril de 1838, el comandante Bazoche declaró la suspensión de las relaciones económicas entre ambos países, lo que provocó el bloqueo de todos los puertos de la República, comenzando por el de Veracruz y Tampico, el que duró aproximadamente ocho meses.
A pesar de sus esfuerzos, no lograron que México cediera a sus exigencias, por lo que el 13 de noviembre de 1838, fueron enviados adicionalmente, veinte barcos militares, comandados por el contraalmirante Charles Baudin, quien se reunió en Xalapa con el ministro mexicano Luis G. Cuevas para efectuar negociaciones. No obstante, al no cumplir México con sus exigencias, los franceses atacaron la fortaleza de San Juan de Ulúa.
Finalmente, en vista de todos los acontecimientos, el entonces presidente Anastasio Bustamante puso al mando de las tropas al general Antonio López de Santa Anna, bajo la orden de expulsar del país al ejército francés, sin embargo, Santa Anna no pudo hacer nada para evitar la derrota de la batalla de diciembre de 1838.
Posteriormente, con la ayuda de Gran Bretaña, quien se veía gravemente afectado por el bloqueo de las rutas comerciales, se firmó un acuerdo de paz y México se vio forzado a pagar la indemnización, aunque no en su totalidad, lo que motivó a Francia para intervenir militarmente por segunda vez en territorio mexicano en años posteriores.
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