Para los iguales igualdad, para los desiguales desigualdad
Nietzsche
¿Cuántas de las personas que fueron a trabajar a su oficina hoy pudieron haberlo hecho desde su casa con una computadora? México es el país que dedica más horas de trabajo que cualquier otro del continente, pero también es el que registra un índice de productividad mucho menor al promedio de los países de la OCDE.
El covid-19 trajo el home office a México, pero ¿llegó para quedarse? Obligados al confinamiento y para evitar el contagio, millones de trabajadores tuvieron que implementar el home office (oficina desde casa) para poder continuar con sus actividades laborales; sin embargo, dicha práctica había sido evitada por los empleadores desde hace muchos años aun cuando los avances tecnológicos ya lo permitían.
Las empresas en México rechazan el home office porque mayoritariamente no confían en sus trabajadores y la estructura jerarquizada de las empresas prefieren mantenerlos cerca para supervisar su trabajo, o incluso, para tenerlos disponibles y a la mano en cualquier momento.
En materia de teletrabajo nuestro país tiene un atraso de por lo menos 40 años, con respecto de otros países, como son los casos de Islandia, Noruega, Finlandia, Estados Unidos – los que cuentan con programas para fomentar dicha modalidad laboral- y en este sentido, las empresas olvidan la importancia de la transformación de costos, además de mediar un posible aumento de la productividad ya que para algunos trabajadores la implementación del teletrabajo aportaría múltiples beneficios a su calidad de vida.
Parte del trabajo que México debe realizar debe estar encaminado a dar más seguridad a los teletrabajadores, desde el otorgamiento de equipos, salud y seguridad, capacitación de teletrabajadores y, derechos colectivos. Así mismo se pueden mejorar los esquemas laborales flexibles (en cuanto a horarios y días de trabajo remoto) y garantizar derechos de vacaciones a los empleados.
Muchos países han trabajado en mejorar su legislación para permitir a los trabajadores tener mayor libertad sobre en dónde y cuándo trabajar, ya que la ubicación del empleado ya debería ser considerada para calcular las horas trabajadas.
En las grandes megalópolis los más beneficiados del home office son las personas que viven más lejos de los oficinas. En México, en promedio a nivel nacional, una persona que viaja en transporte público pasa 432 horas al año en el tráfico en sus traslados entre el trabajo y la casa. En la Ciudad de México, en promedio, les toma a las personas dos horas llegar a su lugar de trabajo, en dicho trayecto tienen que utilizar combi, metro, metrobús, autobús, microbús o taxi, los cuales pueden ser costosos, contaminantes, ineficientes y los riesgos de ser asaltado son muy altos; esto se combina con las pocas horas de sueño y el estrés, los cuales afectan directamente la productividad.
El trabajo en casa tiene múltiples ventajas, pero también tiene muchas desventajas para el trabajador, ya que actualmente los costos en la realidad corren a costa de él -equipo de cómputo adecuado, los gastos de electricidad e internet-, no siempre se respetan la jornada laboral, el trabajo invade todo el tiempo personal, se viola el derecho a la desconexión, entre muchos otros.
El trabajo en casa es una medida que algunas empresas probablemente adopten de forma permanente en el futuro, sin embargo, aún queda mucho por aprender y mucho que regular, para que esta práctica sea realmente efectiva tanto para el empleado como para el patrón.
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