El Titanic Venezolano: ¡Sálvese quien pueda!

28/05/2018

 

"Es más fácil engañar a la gente, que convencerla de que han sido engañados."
(Mark Twain)

Venezuela  celebró hace apenas unos días elecciones presidenciales con un polémico proceso electoral en el que fue reelegido el mandatario Nicolás Maduro con, aproximadamente, 6 millones de votos de un padrón electoral conformado por más de 20 millones de personas, lo que nos muestra una abstención de más del 50 %. Es de destacarse que el chavismo lleva casi 20 años en el poder en Venezuela, primero con Hugo Chávez y ahora con Nicolás Maduro.

Venezuela pasó de ser un país petrolero a un país con crisis política, democrática y social, con necesidad de asistencia humanitaria y crisis migratoria con récord de más de 50.000 personas atravesando diariamente los puentes hacia el extranjero, con ingresos pulverizados por una hiperinflación estimada en 13,800% de acuerdo al Fondo Monetario Internacional, con escasez de alimentos y medicinas, con servicios públicos al borde del colapso.

Maduro ha sido señalado por manipular a la Asamblea Nacional,  a los Tribunales venezolanos y al Consejo Nacional Electoral, con miembros sesgados alineados con su gobierno, además de silenciar a las voces disidentes de líderes opositores que se encuentran en prisión, inhabilitados o en el exilio, añadiendo los hechos de amedrentar a la prensa libre, usar desmedidamente los fondos del Estado para su campaña, obstaculizar el voto de los emigrantes y manipular la voluntad del voto con acciones como la entrega de alimentos a la población hambrienta, entre otros.

Los comicios estuvieron marcados por calles y colegios electorales vacíos, con un nivel de participación de aproximadamente 46% del censo electoral cargando a cuestas tanto un abstencionismo mayoritario como denuncias de irregularidades y compra de votos.

Esta reelección le ha ocasionado un mayoritario, aunque no unánime, rechazo nacional e internacional. En el plano internacional se han optado por algunas medidas: 15 países de América Latina, EEUUCanadá y la Unión Europea, determinaron no reconocer unas elecciones sin condiciones democráticas, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha impuesto nuevas sanciones económicas contra Venezuela tras la victoria electoral de Nicolás Maduro, al firmar una orden ejecutiva por la que limita la compra de deuda y activos públicos venezolanos en territorio estadounidense; todo lo cual se complementa, en el plano nacional, con los contendientes que han pedido que se desconozcan las elecciones y se vuelvan a realizar votaciones con garantías democráticas y sin Maduro en la contienda.

¿Venezuela aguantará 6 años más con Maduro como Jefe del Estado con el respaldo de sólo 6 millones de electores? Mientras el presidente de Venezuela celebra su paupérrima victoria que él mismo denomina “récord histórico”, resulta necesario considerar que una democracia con instituciones cooptadas, sin pesos y contrapesos, sin divisiones de poderes, resulta ser sólo una fachada sin sentido. No debemos olvidar que los cambios requieren de la participación de los ciudadanos, quienes no deben dejar su destino, ahora menos que nunca, al placer o deseo de lo que algunos cuantos prefieran.

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