EL SÍNDROME DE LA IMPOSTORA

26/11/2022

Tomé un riesgo para ejercer el liderazgo sin perder mi naturaleza femenina

Michelle Bachelet 

¿Por qué las mujeres seguimos sin creer en nosotras mismas?, ¿por qué seguimos dudando de nuestras capacidades? Muchas mujeres hemos sentido, en algunos momentos de nuestras vidas, que nuestros éxitos son solo fruto de la suerte, el azar, de una cuota de género, o de una concesión generosa; en general, hablo del miedo persistente de ser descubierta como un fraude, esto es conocido como el síndrome de la impostora. 

Al escribir este documento siento que escribo desde el yo, desde mi experiencia y desde mi sentimiento al pensar que este síndrome nos afecta o nos ha afectado a todas en algún momento, desde las más jóvenes hasta las adultas, desde las más poderosas hasta las que están iniciando su carrera, desde todas las disciplinas y desde todos los espacios, pero con algo en común…que todas somos mujeres. 

El síndrome de la impostora es un trastorno psicológico aparentemente silencioso, en el cual muchas mujeres son incapaces de asimilar sus logros, lo cual puede llegar a afectar negativamente su carrera profesional ya que constantemente dudan de su potencial y tienen una sensación de ilegitimidad en el medio en el que conviven. Este síndrome hace sentir a las mujeres que no son merecedoras del lugar que ocupan o del puesto de responsabilidad que desean, lo que puede causar una obsesión con la idea de no cometer un error y de tener que trabajar más horas que el resto para probarse como aptas, aunque el miedo no se corresponda con su verdadero -óptimo- desempeño. En este sentido, la introspección nos ayuda a identificar nuestras fortalezas, debilidades y áreas de oportunidad, a gestionar nuestras emociones, adaptarnos a situaciones nuevas y, de cierta manera, reflexionar sobre nosotras mismas. Al avanzar en el autoconocimiento y la introspección podemos convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos de forma consciente. 

Muchas mujeres se encuentran inmersas en una carga mental, con un trabajo de gestión, organización y planificación que no les permite encontrar tiempo para ellas o para aprender a conocerse. Esta carga mental provoca estrés, agotamiento y afecta especialmente, aunque no de forma limitativa, a las mujeres trabajadoras. Este síndrome trae como consecuencia que las mujeres duden de su talento, así como la imposibilidad de interiorizar su propio éxito de manera natural y, se ocasiona por dos causas: 

a) una intrínseca, la falta de confianza en sí mismas por autopercibirse como un fraude, y

b) otra extrínseca, un entorno percibido como hostil, lo que provoca que la mujer experimente un sentimiento de inferioridad (provocado ex profeso por su entorno) y falta de confianza que la empuja a tener un “bajo perfil” que limita el desarrollo de su potencial. 

Este fenómeno puede tomarse a la ligera por ser considerado como algo interno que la mujer debe superar individualmente, pero olvidan que existe un entorno preestablecido por quienes tienen el poder y buscan preservar su statu quo. Olvidan que es doloroso tratar de ser una misma en un medio violento, ofensivo y maltratante de lo femenino, un medio que busca menoscabar constantemente a la mujer, un entorno que se empeña en hacerte sentir minusvalía. 

Es importantísimo que las mujeres tengamos consciencia de nuestra propia valía, creer en nosotras y ser honestas con respecto a nuestros deseos, sentirnos capaces de alcanzar los objetivos que nos proponemos para creer en nuestros talentos, capacidades y eficacia, y entender que no necesitamos convalidación del otro. 

Finalmente, combatir dicho síndrome no se trata de suprimir o ignorar los sentimientos presentados, pues no es decisión de una mujer sentirse desvalorada, por lo que trabajar en cambiarlo implica, en primer lugar, hablar del problema, identificarnos, entendernos, ser conscientes, hacer uso del poder, compartir nuestros sentimientos y logros con las demás personas e interiorizarlos.

 

 

Imagem Ilustrativa do Post: Mujer // Foto de: Camila Mojica // Sem alterações

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