EL MITO DE LA VÍCTIMA PERFECTA

16/03/2023

Ni golpes que hieran, ni palabras que duelan

¿Existen víctimas ejemplares, impolutas, puras? Uno de los mitos más dañinos en la investigación y sanción de los delitos, en donde existe violencia de género, es el de la víctima perfecta.

Este mito se refiere particularmente a las víctimas de acoso sexual, violencia doméstica, laboral, física, psicológica o emocional, a quienes se considera que deben cubrir diversas condiciones muy estrictas (no escritas), impuestas por el imaginario de una sociedad machista y misógina, la cual puede llegar a considerar a la denunciante como una débil, una mentirosa o una traicionera.

En principio, es de mencionarse que hay muchos miedos a los que una víctima se enfrenta cuando incluso, sólo considera presentar una denuncia, una queja, un recurso, un escrito, en contra de quien considera como su violentador. Todos esos miedos juegan en su cabeza y la hacen cuestionarse una y otra vez si es real lo que ha vivido, si ella ha tenido la culpa, y si acaso no es mejor enterrar su voz, y aguantar en silencio.

Muchas víctimas y sobrevivientes saben que no solo su versión, sino su vida y sus preferencias van a ser puestas en escrutinio y, que su dolor, emociones y sentimientos van a someterse a valoración, y que será alguien más quien decida lo que debió y debe sentir. Es por ello que muchas mujeres prefieren seguir en silencio, hasta que encuentran la fortaleza necesaria para contar su historia, y en algunos casos, denunciar.

Sin embargo, no todos entienden porque las víctimas no lo hacen inmediatamente, incluso, se les reclama la espera, así como la posible manipulación de sus historias a conveniencia.  Su palabra es cuestionada al igual que ella misma: su entorno, su pasado, sus gustos, todo va a estar en escrutinio, e incluso, en la mayoría de los casos, estará en juego su carrera profesional, su estabilidad familiar y su salud mental.

¿Qué es lo que se espera de la víctima perfecta? Merece la pena mencionar que se esperan muchas cosas, por ejemplo, una vida intachable y sin antecedentes de rebeldía, en donde se acumulan un mar de requisitos, como son:

  1. No salir de fiesta
  2. No vestir nada provocativo
  3. No conocer, no tener ni haber tenido ningún vínculo afectivo con el atacante, homicida o violentador
  4. No haber incentivado de forma alguna el ataque
  5. Haber denunciado inmediatamente
  6. Tener testigos y pruebas suficientes que respalden la acusación
  7. Haber intentado defenderse (golpear)
  8. Haber intentado huir
  9. Tener buena reputación
  10. Contar con un modo honesto de vivir

Muchas de las víctimas que no cumplen con estos estándares son social y, en varias ocasiones, jurídicamente despojadas del derecho de que sea impartida la justicia en sus causas. Es detestable que sea necesario en el imaginario de las autoridades, que se conjunten todos esos elementos para que, aparentemente sea susceptible de credibilidad la historia, sin que se dude sobre la veracidad, y que convenza lo suficiente a las autoridades y a la sociedad en general.

Es muy importante que seamos conscientes de dónde recae la culpa en nuestras sociedades, en donde las víctimas y sobrevivientes (incluso las más perfectas) regularmente no gozan atención jurídica ni psicológica adecuada, con la finalidad de que se protejan sus Derechos Humanos. Hoy, dolorosamente, la víctima perfecta en estos sistemas es la que asume su desgracia con silencio, docilidad y aceptación.

 

 

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