Coluna Fictio Iuris
Desde hace unos días, las opiniones de la sociedad española se dividen entre dos temas: la ley del solo sí es sí y el viaje por España del rey emérito Juan Carlos I. Por lo que respecta al primer asunto, desde su aprobación ha sido una ley que provoca una fuerte carga probatoria para el probable responsable, hasta llegar a tener que acreditar la inocencia en lugar de partir de una aplicación del principio de presunción de inocencia.
En cuanto al segundo tema, los famosos fueros que, históricamente, se crearon como herramientas para garantizar una independencia en el actuar de los políticos, se han convertido en la actualidad en patentes de corso que, como piratas, habilitan para hacer casi cualquier cosa y, si no, que se lo pregunten a Juan Carlos I, quien en 5 años de investigación (de 2008 a 2012), cometió, al menos, 5 delitos fiscales, lo que significa que el rey emérito salía a delito por año.
Las investigaciones ponían sobre la mesa un muy dudoso comportamiento del monarca, con cuentas en paraísos fiscales, recepción de regalos como moneda de cambio por favores y dinero en metálico que se llegó a demostrar que nunca declaró a la Hacienda Pública.[1] Con todo ello, estaríamos hablando de delitos de cohecho y defraudaciones fiscales acontecidos, por cierto, en un escenario de crisis económica en España, es decir, que mientras la gran mayoría de la población luchaba por llegar a fin de mes o conseguir un trabajo, la máxima autoridad de España estaba viviendo con lujos, dejando de aportar a la Hacienda y poniendo la cara de niño bueno que nunca ha roto un plato. Y cuando lo rompía, solo alcanzaba a decir: “lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a pasar”.
Existen voces que opinan que la Fiscalía sabía lo que el rey emérito estaba haciendo y que, sin embargo, esperó lo suficiente para que aquel tuviera abierta la puerta a la figura de la prescripción. También hay otras voces que hablan de que Juan Carlos I hizo mucho por el país y que parece haberse olvidado. La verdad es que, en lo personal, yo sí lo he olvidado, tal vez porque nunca vi que hiciera tanto por el país, máxime cuando se dedicó, como se diría coloquialmente, a chupar del bote, a gastar dinero de los españoles en cazas clandestinas, en coches deportivos y en amantes, todo ello sin la más mínima vergüenza, y eso sin hablar de las teorías, que cada vez ganan más fuerza, sobre su participación en el intento del golpe de Estado del año 1981.
Obviamente, el contar con el fuero de rey que se traduce en una inviolabilidad de su figura sirvió como capa inmejorable para cubrir sus actos ilícitos, además de contar con un fiel séquito de palmeros y seguidores que, prácticamente, hasta celebraban cuándo hacía del baño. Por ello, si bien en un inicio la figura del fuero era útil para salvaguardar la independencia del político o juez respecto de otros poderes del Estado, en la actualidad parece verse más como un privilegio para independizar al sujeto de la sociedad y de rendirle cuentas.
Notas e referências
[1] Campos, Miguel Ángel, Los delitos de Juan Carlos I y cómo se libró de la investigación, Cadena Ser, publicado el 03/03/2022, disponible en https://cadenaser.com/2022/03/03/los-delitos-de-juan-carlos-i-y-como-se-libro-de-la-investigacion/, consultado el 23/04/2023
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