El color del dinero  

01/02/2021

 Los favores obligan, y la obligación es una esclavitud

Thomas Hobbes

Apenas hace un año que inició la pandemia, sin embargo, sus efectos económicos durarán mucho más tiempo.

El coronavirus ha afectado a la mayoría de los países del mundo, dejando hasta ahora alrededor de 100 millones de personas contagiadas y más de dos millones de muertes, así como efectos económicos que pueden devastar la economía de una buena parte de los países en desarrollo y subdesarrollados.

La crisis también ha generado estragos en la economía de la población. Por un lado se encuentran los sectores acaudalados de la población que si bien enfrentaron un periodo de crisis, lograron recuperarse en solo cuestión de meses, y por otro lado, están los sectores pobres, los cuales se deben enfrentar en muchas ocasiones al desempleo o disminución de sus ingresos, lo que genera dificultades al atender la enfermedad, pues con recursos limitados se debe decidir entre destinarlos a su recuperación o a mantener a sus familias.

Los efectos de la pandemia en la economía se han hecho presentes en diversos sectores, teniendo como resultado una contracción en la economía mundial del 4.4% en el 2020, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Es decir, la pobreza incrementó en todo el mundo, según el Banco Mundial, el ejemplo de ello es que durante el 2020 fueron 100 millones de personas las que se sumaron a la pobreza.  

En cuanto al campo laboral, es difícil saber la cantidad exacta de personas que se han visto desempleadas debido a la pandemia, sobre todo porque este desempleo se ha presentado tanto en los trabajos formales como en los informales, lo que dificulta un conteo exacto. Incluso las oportunidades de conseguir nuevos trabajos son limitadas, por lo que en un panorama próximo no parece posible que se recuperen todos los empleos perdidos.

Algunos gobiernos han buscado atenuar esta pérdida masiva de empleos a través de los planes elaborados por los gobiernos para apoyar a los trabajadores desempleados, como es el caso de: la Unión Europea, en donde se acordó la creación de un fondo de 540 mil millones de euros destinado al apoyo de los trabajadores y empresas de sus Estados miembros; por otra parte, los Estados Unidos de América anunciaron a través de su nuevo presidente, Joe Biden, un apoyo de casi 2 billones de dólares para reactivar la economía y sacar a las personas de la pobreza que ha generado la pandemia.

Sin embargo, estas medidas definitivamente no son tan posibles en los países en desarrollo como los latinoamericanos, en los cuales la carencia de recursos económicos no solo impide que se den suficientes apoyos por desempleo, sino que también vuelven más difícil la tarea de adquirir vacunas suficientes para la población o, aún peor, mantener sistemas de salud pública que permiten brindar una atención y tratamientos adecuados a todos los contagiados.

Cabe decir que ni siquiera los llamados países ricos, como Estados Unidos, han seguido creciendo durante la pandemia, más bien han logrado mantenerse, pues a mediados del año pasado sus economías se reactivaron, sin embargo, tuvieron que apegarse a nuevos confinamientos debido a la segunda ola de la pandemia lo que sin duda repercutió nuevamente en su economía.

Paradójicamente China es un caso distinto, de acuerdo con las estimaciones del FMI será el principal impulsor del crecimiento económico global del 2021. Parte del éxito de China como economía creciente se debe a que fue uno de los primeros países que si bien no logró acabar con la propagación del covid-19 en su territorio, si logró contenerlo y manejarlo de tal forma que no afectara tan drásticamente a la población.

Por otro lado, existe un sector que también logró crecer, me refiero a las empresas farmacéuticas. No podemos olvidar que para todos los Estados es una prioridad y un compromiso adquirir vacunas para proteger a sus nacionales, por lo cual han destinado bastantes recursos para lograr este fin, lo que ocasionó que las farmacéuticas desarrolladoras de las vacunas tengan un crecimiento considerable.

Desafortunadamente, no todos los países cuentan con dosis para aplicar en su territorio, solo aquellos países que ya han iniciado su plan de vacunación y que cuentan con las posibilidades económicas para adquirir todas las necesarias estarán un paso más cerca de reactivar su economía, mientras que todas las naciones que no lo han logrado tendrán que esperar más tiempo, viéndose obligadas a esperar su turno en un reparto que beneficia a los países más ricos.

¿Lograremos alcanzar justicia distributiva? A través de la iniciativa COVAX, de la cual forman parte 190 países, la Organización Mundial de la Salud ha asegurado, hasta ahora, 200 millones de vacunas con el objetivo de que sean distribuidas equitativamente, teniendo como público principal a los trabajadores de la salud y a los integrantes de los grupos de riesgo. Solo por medio de la cooperación de los Estados y de las organizaciones internacionales será posible mitigar los efectos negativos de la pandemia en la economía y en la salud pública en beneficio de toda la comunidad internacional.

Es un buen momento para probar la evolución ética de las naciones, demostrar que hemos dejado atrás los estadios del hombre como lobo para el hombre, hoy esta pandemia nos pone ante el espejo, y tal vez lo único que veremos es a la bestia.

 

 

O texto é de responsabilidade exclusiva do autor, não representando, necessariamente, a opinião ou posicionamento do Empório do Direito.

Sugestões de leitura