El que estando enfadado impone un castigo, no corrige, sino que se venga

Montesquieu

¿Qué son los castigos ejemplares? Los castigos ejemplares son un tema controversial en el ámbito de la educación, la crianza y especialmente para el derecho. Mientras que algunos argumentan que los castigos ejemplares son necesarios para mantener el orden y disciplina, otros argumentan que estos pueden tener consecuencias negativas y graves debido a su severidad y falta de fundamento en su aplicación.

Los defensores de los castigos ejemplares creen que las personas necesitan límites claros y consecuencias severas para las acciones no deseadas, y también argumentan que estos castigos son efectivos para disuadir las desviaciones de conducta a futuro. Sin embargo, los castigos ejemplares regularmente fomentan la violencia, el resentimiento y la venganza, así como están en contra de los derechos humanos de los individuos que reciben el castigo. Además, los castigos ejemplares pueden llegar a constituir formas de abuso y pueden tener un impacto negativo en la autoestima, la salud mental y la vida de las personas.

¿El mal con mal se paga? En mi opinión, los castigos ejemplares deben ser utilizados con precaución y solo en situaciones muy acotadas, buscando no caer en la venganza privada o la justicia retributiva, por lo que nunca debe ser delegada la impartición de justicia en manos de los particulares no capacitados para ello. Adicionalmente, es importante recalcar que todos los castigos deben ser proporcionales, siempre con el objetivo de resarcir el daño y reparar la ofensa, en caso de ser posible.

Será muy importante que, para determinar el castigo, se analicen las condiciones en las que se cometió el ilícito, evitando ser abusivos, vengativos o excesivamente severos con una persona, con el objetivo de mostrar al resto lo doloroso del castigo con el objetivo de intimidarlos o brindar una gran lección desmedida, excesiva o exagerada para disuadir las demás conductas.

Hoy en día es muy importante que la población conozca sobre las consecuencias de sus acciones, así como sensibilizar al juzgador con respecto a la aplicación de castigos ejemplares, a pesar de la fuerte presión social que pudiera existir para realizarlo, toda vez que esto representa, cada vez de forma más aguda, serios retos para la administración de justicia.

El Estado debe ser el garante del estado de Derecho, por lo que no debe extralimitarse en los castigos, buscando ser ejemplar en su impartición, toda vez que nuestro sistema de justicia debe centrarse en la prevención, mediante refuerzos positivos y la reparación del tejido social, para el desarrollo de relaciones saludables y de respeto entre las personas.

 

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