BOLIVIA (EN)FRENTE LA GLOBOCOLONIALIDAD

09/12/2019

Coluna Empório Descolonial / Coordenador Marcio Berclaz

Bolivia en el florecer del siglo XXI ha tenido la victoriosa conclusión de un proceso constituyente Plurinacional y que intentara hacer una ruptura con el pasado colonial. Con esto, muchos intelectuales y movimiento sociales han clasificado como una lucha sociopolítica decolonial. Sin embargo, el tema es que en el siglo XXI vivimos en la totalidad global un fenómeno llamado “globocolonialidad”, en el cuál las estructuras financieras hegemónicas, aliadas con gobiernos bajo el comando estadunidense, desconstituyen derechos y hacen golpes en gobiernos opositores a sus voluntades, o mismo que no sigan las directrices estrictamente de los comandos financieros transnacionales; en resumen, el escenario es de procesos desdemocratizantes y desconstitucionalizantes versus el avance político de las tendencias neoliberales de gobierno.

Esta actual tendencia global de la colonialidad política llego a Bolivia en el ultimo mes de noviembre de 2019. Ahí, cumpliendo un papel vejatorio en la escena mundial, el organismo internacional OEA pone en cuestión las elecciones presidenciales que llevaron a Evo Morales a más un mandato como jefe del executivo boliviano. Esto fue lo suficiente, pues, en medio a una polémica acerca de la continuidad de Evo Morales como candidato al ejecutivo, OEA hizo nada más que polemizar un tema ya delicado y, claro, aumentar las tensiones.

El problema mayor es que esta medida ha generado un hecho político suficiente para un golpe de Estado. Bolivia ha sido golpeada en su voluntad electoral, y el poder es asaltado por la representación de una tendencia política global intolerante, fundamentalista en su lectura religiosa, violenta y principalmente dando las tintas para una violenta expresión de la división de clases sociales en sus manifestaciones racistas.

La autoproclamación presidencial, bajo una tendencia evangélica, elitista y poco preocupada con la alteridad y la dignidad del otro, asume el control del poder ejecutivo del país sin que nadie tenga firmado una cedula electoral para esto, de pronto legitimando una convulsión social que revela tres cosas: primero, el racismo contra los pueblos originarios, campesino y autóctonas; segundo, su odio de clase, en especial un odio a la gente que vive de su trabajo y ha tenido un poco de dignidad y derechos en los últimos años, incluso ocupando espacio públicos y privados que antes no llegaban (o llegaban para servir a las clases que viven de la renta); por fin, un odio sexista, de legitimación de la violación, de la agresión, de la depuración de imágenes y cuerpos. Lo que ha estallado después de la renuncia de Evo Morales fue la emergencia (otra vez) de la colonialidad que la Constitución Plurinacional, por su propia naturaleza, no ha logrado cambiar en sus raíces estructurales.

Por fin, todo esto se encuentra bajo la disputa en el escenario mundial de crisis económica, en un ajuste de la financiarización de las relaciones sociales y políticas en contra de las condiciones concretas de vida representada en las luchas populares, que saben que las elites políticas en el poder siempre dejaran las clases populares en los peldaños de abajo del Estado boliviano.

Por lo tanto, lo que pasa en Bolivia no es solamente sobre Evo y su continuidad en el poder, es sobre el reposicionamiento de la lucha política en contra de la Globocolonialidad y sus perversos resultados en la vida de las gentes, es también sobre la lucha antirracista y antisexista que viola la condición de vida de las corporalidades vivas, y principalmente, es sobre la defensa de un régimen que al menos tenga los variados colores democráticos representados en la Wiphala.

 

 

Imagem Ilustrativa do Post: Looking // Foto de: Wojtek Kogut Photography // Sem alterações

Disponível em: https://www.flickr.com/photos/wojtek_kogut/23702542359

Licença de uso: http://creativecommons.org/licenses/by/2.0/legalcode

O texto é de responsabilidade exclusiva do autor, não representando, necessariamente, a opinião ou posicionamento do Empório do Direito.

Sugestões de leitura